CÁSTOR E. CARMONA
septiembre 19, 2011
ROLAND CARREÑO
septiembre 8, 2011
RAFAEL OSÍO CABRICES (III)
diciembre 13, 2010
[Domingo 12-12-10, en su columna La vida sigue (en la revista dominical de El Nacional: Todo en Domingo)]
«El cornetazo es más representativo de lo que es el país hoy que el canto del turpial o el siseo de la empanada en el aceite. Este es un país muy urbano y en las urbes chillan los cornetazos a toda hora. »
FREDDY FERNÁNDEZ
junio 21, 2010
[Director de la estatal Agencia Venezolana de Noticias, AVN, entrevistado el lunes 21-06-10 en el programa Despertó Venezuela transmitido por Venezolana de Televisión]
« Debemos tener claro que no existe periodismo sin ideología. Es una estupidez creer que alguien ejerce el periodismo desde una posición imparcial ».
JOHN CARLIN
junio 6, 2010
RAFAEL OSÍO CABRICES (II)
May 16, 2010
[Domingo 16-05-10, en su columna La vida sigue (en la revista dominical de El Nacional: Todo en Domingo)]
“Los que nacimos en los años 70, sólo hemos visto al país decaer: nos tocó ver el declive económico en la primaria, el Caracazo en bachillerato y el regreso del caudillismo militar en la universidad. A los que estudiamos periodismo, de paso nos tocó aprender a ejercerlo bajo insultos y amenazas permanentes”.
EDELWEISS (II)
May 5, 2010
MARCELINO BISBAL
May 3, 2010
[Periodista venezolano, investigador de la comunicación, profesor y director de los estudios de postgrado de la Universidad Católica Andrés Bello. Entrevistado este lunes por el diario colombiano El Tiempo, a propósito del Día de la Libertad de Expresión]
“El gobierno de Hugo Chávez sólo existe en la televisión”
(Texto completo de la entrevista en:
http://www.eltiempo.com.ve/noticias/default.asp?id=330172)
AQUILES NAZOA
abril 25, 2010
[Escritor, periodista, poeta y humorista venezolano, (17-05-1920—25-04-1976). A 34 años de su desaparición física, texto de su Credo]
Creo en Pablo Picasso todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Charlie, hijo de las violetas y los ratones, que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo, pero que cada día resucita en el corazón de los hombres. Creo en el amor y en el arte, como vías hacia el disfrute de la vida perdurable. Creo en los grillos que pueblan la noche de mágicos cristales. Creo en el amolador que vive de fabricar estrellas con su rueda maravillosa. Creo en la cualidad aérea del hombre configurado en el recuerdo de Ysadora Duncan, abatiéndose como una purísima paloma herida, bajo el cielo del Mediterráneo. Creo en la fábula de Orfeo. Creo en las monedas de chocolate que atesoro bajo la almohada de mi niñez. Creo en el sortilegio de la música, yo que en las horas de mi angustia vi al conjuro de la Pavana de Fauré, salir liberada y radiante a la dulce Eurídice del infierno de mi alma. Creo en Rainer Marie Rilke, héroe de la lucha del hombre por la belleza, que sacrificó su vida al acto de cortar una rosa por una mujer. Creo en las rosas que brotaron del cadáver adolescente de Ofelia. Creo en el llanto silencioso de Aquiles frente al mar. Creo en un barco esbelto y distantísimo que salió hace un siglo al encuentro de la aurora; su capitán Lord Byron, al cinto la espada de los arcángeles y junto a sus sienes el resplandor de las estrellas. Creo en el perro de Ulises y en el gato risueño de Alicia en el País de las Maravillas, en el loro de Robinson Crusoe, en los ratoncitos que tiran del carro de la Cenicienta; en Beralfiro el caballo de Rolando y en las abejas que labraron su colmena en el corazón de Martín Tinajero. Creo en la amistad como el invento más bello del hombre. Creo en los poderes creadores del pueblo. Y creo en mi mismo, puesto que sé que alguien me ama.
CÁSTOR E. CARMONA (III)
abril 12, 2010
[En el blog www.cronicasdelocronico.blogspot.com]
“El siniestro.
¡Pump! Ignoro si es verdad eso que durante un accidente grave pasan ante los ojos los momentos cruciales de la vida, lo que sí sé es que en los choques automovilísticos leves -como es este caso- mientras dura la exclamación de nuestra grosería favorita acontece simultáneamente un súbito recuento mental de valiosos datos tales como la vigencia del seguro del vehículo más el número telefónico de un amigo influyente (de preferencia juez y/o conectado en alguna esfera intimidatoria) que tienda una mano en medio de la vicisitud. Sumido en una sensación de irrealidad tras el volcamiento de la rutina, me bajo del carro a ejercer la acción típica en tales circunstancias: echarle la culpa al otro”.