Dr. MIGUEL SIRA

enero 23, 2011

[Médico sexólogo venezolano. Domingo 23-01-11, en su columna Sexología al día en la revista dominical del diario  Últimas Noticias]


«Recuerda que si te olvidas del sexo, inexorablemente el sexo se olvidará de ti…»

Dr. RAFAEL MUCI-MENDOZA

marzo 11, 2010

[(1938) Médico venezolano, egresado de la Universidad Central de Venezuela en 1961, miembro de la Academia Nacional de Medicina. Texto de: Luego de 50 años…, artículo de opinión publicado en el diario El Universal, jueves 11 de marzo de 2010]

¿Fue solo ayer? Decirlo: lugar común. Con mis compañeros, jovencitos y llenos de temores e ilusiones inicié el escabroso camino de la medicina, ese que nunca termina. Largas jornadas aprendiendo las bases de la profesión; noches en vela memorizando y recordando un nuevo código de palabras, nuestro idioma. Lacerante dolor de no poder hacer nada ante la enfermedad y la muerte, mucho más fuerte que nuestras escasas fuerzas.

La muerte, ese incómodo personaje al que deseamos ignorar, siempre rondando las salas hospitalarias. Vemos morir hombres, vale decir, a nosotros mismos, pues en realidad, es a quienes vemos morir. «Si puedes curar, cura; si no puedes, alivia; si no puedes aliviar, consuela». Luego de un concurso de credenciales entré como interno en el Hospital Vargas de Caracas, corría el año 1961. Y desde entonces, allí he fijado mi querencia. La palabra jubilación no existe en mi diccionario. A pesar de la mala vida, jubilarse del hospital porque está viejo y disfuncional, sus pacientes y sus estudiantes, es renunciar a la vida, y la vida sin vida no es vida. Veo doquier el desgaste y la destrucción infligida por sus propios hijos; si no han colaborado para matarlo al menos han contribuido con su indiferencia.

Es duro entrar cada día al hospital que ya no te recibe con afecto; el portero no contesta tus buenos días, puesto allí para entorpecer, no para ayudar al dolido. ¡Dé la vuelta y entre por la otra puerta!, le dicen a una viejita bizcochuda. Dadle poder a un hombre y verás de qué está hecho. El sufriente pregunta por mí. Ese señor no trabaja aquí. Es la respuesta. Nadie sabe quién soy y luego de cincuenta años, nadie me conoce, a nadie le importa…

Es difícil consolar cuando el consuelo no nos alcanza a nosotros mismos.

rafael@muci-com

[Médico endocrinólogo de Barquisimeto, en su programa Su Salud en Buenas Manos (Promar TV), entrevistando al doctor Héctor Pérez (angiólogo), al recomendar que  la aplicación de inyecciones en las venas, aun con carácter cosmético, corresponde a médicos especialistas]

“No permita que la que le pinta el pelo le inyecte las venas”